Una tarde extraordinaria del extremeño que salió en hombros tras desorejar a su lote
Ginés Marín recibió con empaque y gusto a la verónica al tercero. Aprovechó las embestidas del astado imprimiendo gusto y temple desde el comienzo de la faena, con muletazos largos y de excelente trazo y empaque.
En el sexto, el extremeño cuajó un buen ramillete de verónicas muy templadas. Destacaron el toreo al natural, de gran envergadura y templanza, embrocando las embestidas con suma despaciosidad, rematando los muletazos detrás de la cadera. Gran estocada.
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