A la corrida de Fuente Ymbro le faltó algo de chispa, pero de eso ya se encargó Ginés que como previo por chicuelinas dejó un buen gusto del toreo de capa, el que apenas pudo verse en toda la corrida, pero mejor fue con el sexto. Pese a las complicaciones de los toros, el extremeño supo acomodarse con ambos ejemplares, empleando la razón, el poso y la paciencia, derivando a series finales de absoluta verdad. Valió más la actitud, la garra, su capacidad y entrega que incluso la propia danza con los animales. Pero, sin duda, la espada de Ginés hoy tuvo un protagonismo especial, y es que la inmejorable forma de realizar la suerte suprema también fue pero que muy premiada en beneficio del extremeño.
Si la del primero consistió en entender la mansita condición de su antagonista, la del sexto tuvo arrojo y valor para domeñar la encastada embestida de un toro que no regalaba nada. Serio golpe de atención de Ginés, que fue sacado a hombros con toda justicia.