Ginés Marín, oreja de peso en Dax
El matador extremeño ha puntuado en el epílogo del serial usando sus armas frente a una desigual corrida de trapío y hechuras con el hierro de Santiago Domecq, que pese a su nobleza ha carecido de chispa.
Un trofeo paseó Ginés del tercero, bajo, hondo y muy hecho. Con la cara para delante. Muy astifino. Se movió bien en varas y banderillas, con ritmo y son, y en la muleta tuvo duración porque mantuvo esas cualidades hasta el final de la misma. Ginés Marín planteó una faena sobre ambas manos de mucho hilván, con ritmo, armonía y destreza, manejando bien los tiempos y rematada de modo certero y brillante con el acero.
Más basto el jabonero que cerró feria, que se durmió en el peto y luego en la muleta de Ginés embistió conforme a sus hechuras: bruto y desclasado. Por el pitón derecho aún logró alguna serie loable el extremeño, pero por el lado zurdo los derrotes del astado hicieron imposible que la obra adquiera consistencia.
Resultado artístico
primer toro
oreja
segundo toro
ovación