Ginés Marín templó al noble y pronto que hizo tercero, que terminó rajándose pero al que logró firmar una faena de sutileza, por ambas manos. Estocada caída. Oreja con fuerte petición de la segunda. El séptimo fue un toro complicado que embestía con la cara alta y con el pitón contrario, cabiendo lo que se dejaba atrás. Ginés Marín hizo un esfuerzo y le sacó muletazos de mérito hasta conseguir arrancarle una oreja.