Instrumentó una bella y torera faena por ambos lados, con mando y temple.
Excelente el sardo segundo, animal bravo, con prontitud y brío en su arrancada, al que Ginés Marín disfrutó ya desde el saludo rodilla en tierra. Se apretó en un acompasado quite por chicuelinas antes de brillar en su fuerte, el natural, donde salió a relucir su zurda de goma.
Resultado artístico
primer toro
dos orejas
La tarde en imágenes
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