El oliventino lo bordó ante el buen segundo al que cuajó en la que fue una obra siempre a más. Faena en la que la belleza fue una constante. Mató de una estocada recibiendo y paseó dos orejas.
El quinto fue un toro con nulas posibilidades por su acentuada mansedumbre desde el inicio de muleta. El público ovaciono la disposición del torero.