A criterio del jurado, el torero «volvió a dejar constancia de su gran momento, su claridad de ideas, frescura y pureza en su toreo». Tras votación secreta de sus, se procedió a la declaración del triunfador, por amplia mayoría y por su labor el sábado 26 de junio, ante los toros del hierro de Victoriano del Rio de nombres Cantapájaro y Despreciado, a los que «cuajó con capote, muleta y espada».
El acto de entrega recuperó la brillantez que siempre caracterizó a este galardón y que se vió truncada por la crisis sanitaria.